El saber puede ser utilizado para hacer el bien, el mal o todo lo contrario :-)
Ciertamente hay algo que da a quienes lo poseen: la capacidad de diferenciarse o de desmarcarse, como diríamos en fútbol o baloncesto.
Luego, dependiendo de la forma como una persona se entienda (ego) así misma, podría -aportando o no- comportarse de una forma u otra.
Los seres humanos somos únicos y de alguna manera, aunque tendamos a agruparnos en rebaños según intereses en común, siempre tenemos la necesidad en algún momento de sentirnos especiales y diferentes.
Esta necesidad de unicidad muchas veces es demostrada a través de la adquisición de bienes y servicios sólo al alcance de pocos y rematada con un halo de supuesto conocimiento que éstas otorgan a sus acreedores.
Es impresionante ver el posicionamiento de ciertas tecnologías a través de este argumento, la exclusividad. Como ya dije en el artículo de Colectivismo vs Personalismo todo depende de la melodía que queramos obtener, pero igual miro con sorna a la gente con el último iPad, iPhone, Samsung Galaxy, Kindle, Spotify, etc, porque "son lo mejor", y para rematar, suelen subutilizar las bondades que estos gadgets ofrecen. No entraremos ni siquiera a entender: quién dice que una cosa es mejor que otra.
Además de las capacidades subutilizadas, generalmente estos "usuarios" son víctimas de un montón/mogollón de restricciones y privaciones que son justificadas por el ¡aseguramiento de la calidad!
El software libre tiene muchos pros y cons, que no pretendo abordar en este artículo, pero hay un pro que considero incuantificable: un modelo en donde el usuario siempre tiene la libertad de elegir lo que desea, se trata de proteger la libertad de elegir. ¡Una pelusa! Un pensamiento absolutamente volteriano: aborrezco lo que dices, pero daría mi vida por tu derecho a decirlo.
En conclusión: hoy día tenemos a un montón de gente utilizando tecnologías costosísimas, bajo modelos cerrados (privativos) y además con claras deficiencias frente a otras semejantes. Qué motiva esto, pues muchas pueden ser las razones, pero resulta impepinablemente cierto, como diría Herrera Luque, que el esnobismo tecnológico se lleva una buena parte de la torta.
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