Reencuentro cercano con agunos compatriotas

Hoy tuve que ir al Consulado de Venezuela en Madrid a pedir una prórroga de vencimiento para mi pasaporte.

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Bueno, antes de comenzar con la descarga, afinación tin-tin-pom-pom... A lo Buscando Guayaba de Rubén.

Pedí mi cita en el SAIME en Noviembre del año pasado y aún no me la han dado. Oye, creo que 5 meses es como bastante tiempo. Además, como me dijeron que me enviarían una notificación utilizando el medio más infalible de Internet, ¡un correo electrónico! Todos los días reviso la Bandeja de Spam como un paranóico. Ojo, también reviso el SAIME, casi con igual periodicidad que mi Bandeja de Spam, por si el correo electrónico falla, lo cual es súper probable.

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Pues sigo con mi cuento, que va del reencuentro cercano con algunos compatriotas.

Es muy cómico ver a los venezolanos fuera del país. Yo me considero de oposición, pero tampoco soy escuálido; que yo le doy más connotación de autómata de medios de Incomunicación Social, más que lo que dice la RAE, que es muy feo, ver: rae.es/escuálido.

Simplemente, intento darle razón al Gobierno cuando la tiene y cuando no, pues no. La cosa es que generalmente no estoy de acuerdo con ellos, pero ese es otro tema que no viene al caso ahora.

El tema es, que es típico en cualquier reunión de compatriotas fuera del país encontrarse con:

1. La señora que es una cuchura/belleza y te recuerda a tu abuela. Provoca como llevala pa la casa de uno a que lo consienta.
2. La sifrina/pija (muy joven, generalmente adolescente) que vino a estudiar, hablando de cualquier tema "incómodo" a vox pópuli. A todos los presentes les da un poco de pena la cosa, nadie dice nada, excepto la madre -que generalmente la acompaña- que asiente con la cabeza porque no le queda de otra. El modo de hablar suele ser preocupante por alguna luxación que pudiese padecer, producto del mandibuleo violento al hablar.
3. Un montón de gente que critica todo, que dice todo el tiempo que somos lo peor, que somos unos subdesarrollados, etc, etc. Señores, todos sabemos que nuestro país tiene un pocotón/mogollón de problemas, pero como decía mi abuelo: mijo, no se preocupe, ocúpese mijo, ocúpese. Sencillamente no me da "nota" ir a hacer una cola con un montón de compatriotas, pero desconocidos al final, a hablar mal de mi país, pa eso ya tengo a mi familia y amigos, a los que por cierto, trato de persuadir siempre para pensar que hacer en lugar de sólo criticar por criticar.
4. El sifrino/pijo de marca mayor, en esta categoría no entra el personaje 2, porque ya es un tarajallo. Este pana generalmente tiene una carrera universitaria o su familia "tiene negocios". Este creo que es el que menos soporto, es un tipo que sigue mandibuleando todavía a esa edad y que habla con tal desparpajo de temas tan delicados como razas y religiones que da vértigo. Ej: es que estos marginalesssss. Pana, este tipo si que no lo soporto y cuando lo veo me provoca como metele un lepe/colleja.
   Pal argumento de los marginales. Tuve un profesor de Economía en la UCAB, a quien recuerdo con muchísimo cariño, el Prof. Rodríguez Regetti. Decía hasta la saciedad en sus clases: la marginalidad no es un modo de vida, ¡es un estado mental!. Rubén también lo dice de otra forma, pero con ritmo: estudia, trabaja y se gente primero, ahí está la/tú salvación.
5. Los panas sencillos. Ese venezolano llano, sencillo, amable, optimista, echao pa lante, inteligente y echador de broma, que es definitivamente a través del cual siempre me recuentro con el país y su gente.

Afortunadamente la mayoría suele ser del grupo 5 de mi taxonomía, pero creo que los mandibuleos y "oseas hello" del resto los opacan en tono de voz y ciertamente son tan chocantes, que olvido por un rato que existe otro tipo de compatriota fuera del país.

Voyme, hasta logo,